Cementerios de Santa Isabel y São Benedito
Aracaju (Sergipe – SE)
Aracaju (Sergipe – SE)
La ciudad de Aracaju nació en la margen del río Sergipe. Aracaju significa “anacardo de los papagayos”, palabra de origen tupí compuesta de los elementos ara = papagayo y acayu = fruto del anacardo. La ciudad fue construida para dar abrigo a la capital de la provincia de Sergipe, hasta ese momento ubicada en São Cristóvão. La transferencia se dio en 1855, por iniciativa del entonces presidente provincial Inácio Joaquim Barbosa, una vez que São Cristóvão no conseguía ofrecer las condiciones indispensables para una sed administrativa. La ciudad costera, dominada por pantanos y charcos, facilitaba, a la época, el transporte del azúcar. El diseño urbano fue elaborado por una comisión de ingenieros, cuyo responsable era Sebastião Basílio Pirro. Hasta ese día, las ciudades se adaptaban a las condiciones topográficas naturales, estableciendo una irregularidad en el panorama urbano. El ingeniero Pirro se contrapuso a esa versión y Aracaju fue una de las primeras ciudades en Brasil a tener un proyecto de tendencia geométrica. Su concepción se basó en una retícula cuadriculada, ortogonal, del tipo tablero de ajedrez, y se embutía de un espíritu más progresista para la nueva capital, en contrapartida a la vieja ciudad colonial, São Cristóvão, con sus calles sinuosas y espontáneas.
Los cementerios de Santa Isabel y São Benedito están ubicados en frente a la Praça dos Expedicionários, en el barrio Siqueira Campos. En su topografía plana agrupa monumentos funerarios construidos en mármol de Carrara, granito negro y marrón, con fecha de los siglos XIX y XX.
Entre las personas ilustres enterradas en los cementerios más antiguos de Aracaju destacamos: la pianista Geralda Almeida de Abreu, Sabino José Ribeiro, Thomaz Machado, Francisco de Carvalho Nobre, José Thomaz Machado D’Ávila Nabuco.
Tanto el Cementerio de Santa Isabel como el Cementerio São Benedito poseen, en su interior, una serie de cajones funerarios. Ellos fueron añadidos en las inmediaciones o en el propio muro de los cementerios. Con eso, se racionalizó la ocupación del espacio por algún tiempo. Los cajones son de tamaño estándar, están dispuestos en filas, variando de 3 a 4, tanto en el sentido horizontal como vertical, formando, así, extensos paredones. Cada familia procura decorar su cajón de modo particularizado para enaltecer y preservar la individualidad del muerto.
El cementerio es una institución cultural de la sociedad occidental. La preservación de su patrimonio es una de las formas de legitimarlo, así como a las actividades artísticas y culturas realizadas in loco.
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